Es curioso visitar el pueblo de Mascarell, pues está rodeado de una muralla cuadrada con dos ó tres únicos accesos al interior.
 
Sus murallas , son de origen Medieval y fuera de las mismas se puede disfrutar del suave y frutal aroma
de naranjos  y mandarinos.
 
Además Mascarell, ha protegido su territorio y mantiene su aspecto original, lo que le dá más encanto.
 
Sus gentes son amables y amigables, lo que hacen de la estancia, una verdadera experiencia.
 
Patrimonio  histórico asociado con el cariño del valor humano presente en el territorio, es lo mejor  que me llevo de cada sitio que visito.
 
Me encanta ver sitios nuevos, descubrir a personas y conocer entornos.